Mediante una compleja tecnología de inteligencia artificial (IA), el sistema de reconocimiento facial analiza la imagen del rostro, asigna y lee la geometría del rostro y las expresiones faciales.
La tecnología de reconocimiento facial valida: Distancia entre los ojos; Distancia de la frente a la barbilla; Distancia entre la nariz y la boca; Profundidad de las cuencas oculares; Forma de los pómulos; Contorno de los labios, las orejas y la barbilla.
A continuación, el sistema convierte los datos de reconocimiento facial en una cadena de números o puntos denominada huella facial. Cada persona tiene una huella facial única, de forma similar a una huella dactilar.